Portada del texto "Olimpiadas con tuercas" de Henri García Jaramillo.

OlimpIAdas con tuercas

[Crónica]

¡Olimpia vuelve a la gloria! Pero esta vez no por el lanzamiento de disco ni por el pecho en la meta, sino por un desfile de articulaciones metálicas, chips coreanos y pantallas LCD con actitud olímpica. Sí, señoras y señores: llegaron los Juegos Olímpicos de Robots Humanoides, atletas que no sudan, no se cansan y no exigen salario. Seremos testigos de carreras donde los competidores no temen al análisis de dopaje, un espectáculo donde la velocidad se mide en gigahercios y la resistencia en duración de la batería. Si usted pensó que la modernidad ya había tocado techo con el aire acondicionado a control remoto, espere a ver esto.

Los robots competirán por medallas de oro, plata y silicio, fundidas en impresoras 3D con orgullo patrio de sus fabricantes. China ya protestó porque quiere usar inteligencia artificial para calcular a quién le corresponde el oro, alegando que un algoritmo suyo ya lo había predicho desde 2022. Francia, en cambio, solo pide que los premios sean reciclables y con aroma a lavanda digital.

Para su hospedaje, los organizadores han reservado habitaciones inteligentes, con camas ortopédicas para engranajes, enchufes tipo C con doble voltaje emocional y duchas ultrasónicas que limpian el polvo sin tocar una sola junta. Se prohíbe el uso de aceites esenciales: sólo lubricantes aprobados por la Federación Internacional de Componentes Autónomos (FICA).

Aquí algunas de las disciplinas:

Salto con pértiga telescópica: donde los brazos hidráulicos se extienden más que las promesas en campaña electoral. Una combinación de fuerza mecánica y precisión algorítmica, donde un error de cálculo puede terminar en una caída tan aparatosa como la de un dron sin GPS.

Natación en aceite sintético: con sensores de flotación, claro. Porque los robots no flotan… evolucionan.

Carrera de obstáculos de red 5G: en la que los competidores esquivan interferencias, memes y notificaciones de actualizaciones pendientes.

Carrera de 100 metros sin Wi-Fi: Los robots deberán completar la distancia sin perder la conexión, evitando obstáculos como señales de Bluetooth interferentes y selfies de espectadores entusiastas.

Maratón de carga rápida: Los participantes deben recorrer 42 km con estaciones de carga cada 10 km. La estrategia no solo está en la velocidad, sino en la gestión eficiente de la batería.

Un grupo de activistas teme que las robots sean obligadas a cubrir sus paneles LED delanteros. La controversia estalló cuando Atleta 6.4A (modelo femenino sueco con voz de Siri y cuerpo de Roomba musculosa) fue censurada por mostrar «demasiado puerto USB» en la rueda de prensa. Las feministas humanas y robóticas ya convocan una marcha por el derecho a mostrar su carcasa con orgullo.

Se rumorea que Terminator 7 será el abanderado honorario de los Estados Unidos, mientras que Mara Connor —descendiente de la heroína que previó el apocalipsis de las máquinas— hará parte del comité de vigilancia humana, armada con un extintor y un cortacorriente.

Además, el Comité Olímpico confirmó que las apuestas estarán reguladas por las mismísimas maquinitas tragamonedas de tienda, esas que ya conocen mejor que nadie el arte del azar manipulado y las luces epilépticas. Apuestas abiertas: ¿Cuántos robots se fundirán en plena final? ¿Cuál será el primero en hacer corto solo por actualización de software? ¿Cuántos humanos no resistirán la tentación de reiniciar al favorito?

Olimpia ha cambiado. Ya no arden antorchas, arden cargadores. Ya no corren hombres desnudos, corren algoritmos sin pudor. Y si esto sigue así, el próximo año no habrá ceremonia de clausura: solo un mensaje emergente que diga «Sistema apagado con éxito».

HENRI GARCÍA JARAMILLO: En el año 2005 fundó el Taller de literatura El sueño del pino, con el que se han realizado eventos literarios nacionales e internacionales. Dirige, por tanto, el órgano de difusión del Taller, la revista literaria Alas de papel, que ya cuenta con nueve números. Sus escritos han sido publicados en varias antologías.
Además de varias cartillas educativas, ha publicado cinco libros de variados temas: Otra página en blanco, Imagenesis, De bolsillo, Él, que me habita y 52 viernes d’estos.

Así se refiere Henri a él mismo:
Nací en 1972 en un febrero tibio.
Profesor de escuela rural prefiero el verde más que el gris.
Poeta de pocas plumas he volado poco.
Pobre de nacimiento, mi riqueza es la familia y el firmamento.
Guerrero de la vida mi mayor temor es el olvido.

Cuando su columna Otra página en blanco aparezca en blanco, es porque a Henri se le olvidó respirar, o lo ahorcó un suspiro. Por lo pronto, catemos su palabra. ¡Salud!

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